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Después de que Roxane Ramos-Suárez se enterara de que su hijo había resultado gravemente herido cuando su buque de la Marina sufrió un accidente, viajó 5000 km para estar con él en Seattle, Washington. No había forma de que se fuera de su lado. Sabía que él no podía estar solo.
Roxane Ramos-Suárez estaba en su casa de Chesapeake, Virginia, el 19 de enero de 2023, cuando recibió la llamada que ninguna madre quiere recibir. Su hijo Riccardo, maestro de armas de la Marina en la Base Naval de Kitsap, en Bremerton, Washington, había resultado herido en un accidente mientras patrullaba a bordo de un buque de seguridad de la Marina. El accidente provocó el hundimiento de la embarcación y Riccardo estuvo tres minutos bajo el agua hasta que fue rescatado y resucitado. Roxane supo de inmediato que tenía que llegar hasta su hijo.
"Por favor, no lo deje solo", le dijo a su jefe de la Marina. "Dígale que voy en camino. Por favor, dígaselo".
Roxane viajó 5000 km para estar junto a la cama de su hijo en Seattle, Washington. No había forma de que lo dejara solo.
"Los primeros días dormía y me bañaba en la habitación de mi hijo", recordó.
Las lesiones de Riccardo fueron graves y requirieron varias intervenciones quirúrgicas. Tardaría mucho tiempo en sanar. Sabía que no podía quedarse mucho más en el hospital, pero los precios de los hoteles eran demasiado altos. Entonces, una empleada de Madigan Army Medical Center encontró una solución. Le sugirió que acudiera a la Fisher House, de la Base Conjunta del Army Lewis-McChord.
"Me llamó y me dijo: 'Vamos a enviarte allí'”, dijo la empleada. "No sé qué esperaba, pero cuando llegué, me quedé completamente asombrada. Y dije: 'Riccardo, me siento como en casa'".
Roxane había perdido recientemente a su esposo, Charles, por lo que ella y sus dos hijos, Riccardo y Cordero, seguían llorando su pérdida. Esta familia unida acababa de celebrar su primera Navidad juntos sin él. Luego, Riccardo regresó a Washington mientras que su hermano mayor, también en la Marina, volvió a Texas, donde estaba de servicio en ese momento.
Tras el accidente, Cordero solicitó una licencia para ayudar a cuidar a su hermano hasta que estuviera lo suficientemente bien para regresar a Texas.
“Tu hermano está mal'", le dijo Roxane a Cordero. " Lo que necesito es que lo traigas de vuelta". Roxane explicó que al principio Riccardo experimentó dificultades debido a la preocupación y el estrés asociados con el impacto que su lesión tendría en él.
Cordero ayudó a Riccardo a ducharse y vestirse. Animó a su hermano a salir del dormitorio del que no había salido desde que llegó a Fisher House y a unirse a ellos en el comedor, donde Roxane quería crear una sensación de normalidad para sus hijos.
“Muy bien, les prepararé el desayuno", dijo Roxane. "Pense: 'Dios mío, este lugar es como mi casa'. Parecía un domingo por la mañana en nuestra casa, porque los domingos por la mañana solíamos desayunar juntos. Mi esposo siempre nos preparaba el desayuno a todos. Así que hice huevos con tocino y mas”.
Durante el desayuno, compartieron historias de Charles y rieron juntos.
"Pensé: 'Este lugar es precioso', y en mi mente me decía: 'Este va a ser un lugar de sanación para mí, para él y para mi hijo mayor, que estaba tan preocupado por su hermano'", dijo Roxane.
Contar con la compañía de su hermano y su madre tuvo un impacto significativo en él. Cuando Cordero regresó al servicio, Riccardo se sentia más seguro y comenzó a aventurarse fuera de su habitación, lo que le permitió cuidarse mejor. Él y Roxane disfrutaban sentados en el salón viendo la televisión y conociendo a otros huéspedes. A menudo, los invitados compartían sus experiencias militares o relatos sobre sus vidas personales. Roxane también ayudó con algunas tareas domésticas como una forma de retribuir y agradecer. Uno de los recuerdos favoritos de Roxane tenía que ver con huéspedes que ya se habían marchado de Fisher House.
Cada Fisher House tiene diarios en las habitaciones para que los huéspedes puedan compartir sus historias. A veces, dan las gracias; otras, cuentan historias más largas sobre sus vidas. Mientras Roxane y Riccardo leían el diario en su habitación, ella de la emoción comenzó a llorar.
"Fue como si lo hubieran dejado para mí", compartió. "Empecé a leérselos y terminamos leyendo unos cuantos. Y me dije: 'Dios mío, bueno, tendré que escribir. Escribiré nuestra historia. Dejaré un mensaje'".
La recuperación de Riccardo fue difícil y experimentó dolores insoportables, lo que llenó de tristeza el corazón de Roxane. Sin embargo, demostró una gran fortaleza al no rendirse en su sueño de servir al público. Animó a su hijo y creyó en él.
"Le dije: vas a volver a ponerte en pie, y cueste lo que cueste, va a suceder", dijo Roxane.
Su determinación y su deseo de servir no se han visto afectados por sus lesiones, al igual que su padre, quien sirvió en las Fuerzas Aéreas, y su hermano mayor. Antes de alistarse en el ejército, Riccardo era bombero voluntario. Ahora, aspira a convertirse en oficial de policía.
Cuando Roxane y Riccardo abandonaron Fisher House tres meses después, ella escribió su historia tal y como habían hecho otros huéspedes de allí.
"Y comencé a escribirla. Comencé a escribir desde el principio porque algo así te hace mirar en retrospectiva. Es como si estuvieras viendo casi toda tu vida pasar delante de ti, y ha sido todo un camino. De repente, es como un 'déjalo ir'. Es como conectar los puntos hasta ahora. No se trata de alcanzar un resultado final porque todavía no es el final".
"Mi experiencia con Fisher House ha sido muy emotiva para mí. Una que jamás olvidaré. Es parte de mi vida", dijo. "No es solo alojamiento y comida. ¿Sabes? Es la parte holística. Creo que tiene mucho que ver con la gente que está en la casa. El equipo de Fisher House es tan cariñoso y atento que se ha convertido en una nueva parte de mí. No tengo forma de pagar, lo que Fisher House ha hecho por nosotros".